
The time of Advent and Christmas calls for us to reflect.
Take a minute each day and read the daily reflections below.

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Adviento: tiempo de espera y expectativa
El Adviento es tiempo de espera y expectativa. A pesar de todas nuestras ocupaciones y ansiedades, dedicamos tiempo a esperar, por ejemplo, en los consultorios de médicos y dentistas, en la peluquería y el salón de belleza, en el hospital, en las filas de los cajeros. Adviento es un tiempo de expectativa y esperanza… incluso en las situaciones más desesperantes. Reflexionemos sobre nuestra espera cristiana; se nos pide que recapacitemos sobre como esperamos a Dios.
Recordemos la frase de Adviento: “la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada”. (Isaías 11, 10). Jesé era el padre del Rey David a quien se le prometió un reino eterno. Sin embargo, su dinastía no perseveró y pareció extinguirse. El reinado era como un árbol talado, casi erradicado, aunque todavía vivo, como un tronco, pero con el poder inextinguible de sus raíces, su vitalidad pulsante e intentos por sobrevivir finalmente produjeron una pequeña pero profunda significativa señal de vida, una raíz. Esta raíz, continúa la línea de David de la que vendrá el Mesías.
Nos preparamos una vez más durante el Adviento para celebrar con la liturgia, la representación de la historia del nacimiento de Jesús, la realización de la profecía de Isaías en el nacimiento de Nuestro Salvador. Como le dijo el ángel a María, “El Señor Dios dará el trono de David, su padre”. Todo esto en la plenitud de los tiempos.
– Monseñor Joseph Ranieri

El Adviento es tiempo de espera y expectativa. A pesar de todas nuestras ocupaciones y ansiedades, dedicamos tiempo a esperar, por ejemplo, en los consultorios de médicos y dentistas, en la peluquería y el salón de belleza, en el hospital, en las filas de los cajeros. Adviento es un tiempo de expectativa y esperanza… incluso en las situaciones más desesperantes. Reflexionemos sobre nuestra espera cristiana; se nos pide que recapacitemos sobre como esperamos a Dios.
Recordemos la frase de Adviento: “la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada”. (Isaías 11, 10). Jesé era el padre del Rey David a quien se le prometió un reino eterno. Sin embargo, su dinastía no perseveró y pareció extinguirse. El reinado era como un árbol talado, casi erradicado, aunque todavía vivo, como un tronco, pero con el poder inextinguible de sus raíces, su vitalidad pulsante e intentos por sobrevivir finalmente produjeron una pequeña pero profunda significativa señal de vida, una raíz. Esta raíz, continúa la línea de David de la que vendrá el Mesías.
Nos preparamos una vez más durante el Adviento para celebrar con la liturgia, la representación de la historia del nacimiento de Jesús, la realización de la profecía de Isaías en el nacimiento de Nuestro Salvador. Como le dijo el ángel a María, “El Señor Dios dará el trono de David, su padre”. Todo esto en la plenitud de los tiempos.
– Monseñor Joseph Ranieri
Recibamos a Jesús entre nosotros
En este Adviento, me estoy preparando espiritualmente para la gozosa celebración del nacimiento de Nuestro Salvador, agradeciendo las bendiciones que Dios me ha concedido en mi vida. Ruego en este Adviento por la paz y la justicia en una sociedad en que no todos poseen las bendiciones que me fueron dadas a mí. En particular, reflexiono sobre la Sagrada Familia, una familia migrante que, como muchas de las que vienen a Estados Unidos, se vio forzada a huir de su patria en busca de asilo. Esto me hizo darme cuenta de que he sido llamada para defender a los inmigrantes de ahora. Jesús era un joven inmigrante que huía de la violencia del rey Herodes, muy similar a la que sufren muchos de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes que frente a las amenazas de la violencia son perseguidos en la actualidad. Jesús está vivo hoy en la persona de cada inmigrante y refugiado, y clama por ser recibido y amado. En este Adviento, espero el nacimiento de Nuestro Salvador y también mantengo una piadosa vigilia con la esperanza de que nuestras familias inmigrantes y refugiadas podrán encontrar justicia y paz.
– Nick Schmitz (UMD, promoción de 2020)

En este Adviento, me estoy preparando espiritualmente para la gozosa celebración del nacimiento de Nuestro Salvador, agradeciendo las bendiciones que Dios me ha concedido en mi vida. Ruego en este Adviento por la paz y la justicia en una sociedad en que no todos poseen las bendiciones que me fueron dadas a mí. En particular, reflexiono sobre la Sagrada Familia, una familia migrante que, como muchas de las que vienen a Estados Unidos, se vio forzada a huir de su patria en busca de asilo. Esto me hizo darme cuenta de que he sido llamada para defender a los inmigrantes de ahora. Jesús era un joven inmigrante que huía de la violencia del rey Herodes, muy similar a la que sufren muchos de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes que frente a las amenazas de la violencia son perseguidos en la actualidad. Jesús está vivo hoy en la persona de cada inmigrante y refugiado, y clama por ser recibido y amado. En este Adviento, espero el nacimiento de Nuestro Salvador y también mantengo una piadosa vigilia con la esperanza de que nuestras familias inmigrantes y refugiadas podrán encontrar justicia y paz.
– Nick Schmitz (UMD, promoción de 2020)
¿Para qué nos esforzamos?
El clima frío del invierno me recuerda de cuando mi relación con Dios parece “más fría”. ¡A veces me encuentro esforzándome para rezar regularmente con él a causa de mis múltiples ocupaciones en la universidad, el trabajo y todas las tareas que debo realizar! Esta hiperactividad es uno de los factores que más me distraen para cumplir con el llamado a la oración. Ir tras el siguiente logro o el mejor regalo, pueden hacernos olvidar con rapidez que Jesús es quien verdaderamente satisface nuestros deseos. En este tiempo de Adviento, recurro a los tres Reyes Magos que concentraron sus actividades en encontrar a Cristo. Procuraron estar en su presencia y lo alabaron, de la misma forma que tendríamos que hacer nosotros. El ejemplo de su búsqueda de Jesús es algo que debemos imitar. Toda nuestra vida y no solo el Adviento, es un camino continuo hacia Cristo, un camino que exige nuestra presencia en la oración. Solo necesitamos responder a Dios rezando de manera regular y él iluminará nuestras vidas y nos dará lo que anhelamos, proximidad con su Hijo, Jesucristo.
– Ty Cao (UMD, promoción de 2020)

El clima frío del invierno me recuerda de cuando mi relación con Dios parece “más fría”. ¡A veces me encuentro esforzándome para rezar regularmente con él a causa de mis múltiples ocupaciones en la universidad, el trabajo y todas las tareas que debo realizar! Esta hiperactividad es uno de los factores que más me distraen para cumplir con el llamado a la oración. Ir tras el siguiente logro o el mejor regalo, pueden hacernos olvidar con rapidez que Jesús es quien verdaderamente satisface nuestros deseos. En este tiempo de Adviento, recurro a los tres Reyes Magos que concentraron sus actividades en encontrar a Cristo. Procuraron estar en su presencia y lo alabaron, de la misma forma que tendríamos que hacer nosotros. El ejemplo de su búsqueda de Jesús es algo que debemos imitar. Toda nuestra vida y no solo el Adviento, es un camino continuo hacia Cristo, un camino que exige nuestra presencia en la oración. Solo necesitamos responder a Dios rezando de manera regular y él iluminará nuestras vidas y nos dará lo que anhelamos, proximidad con su Hijo, Jesucristo.
– Ty Cao (UMD, promoción de 2020)
Adviento: tiempo de espera vigilante
Dijo Jesús a sus discípulos, “…Los hombres desfallecerán de miedo porque sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación” (Lucas 21, 26 28).
Esta semana marca el inicio de Adviento y el principio oficial de nuestra preparación para el nacimiento de Cristo. Si bien el Adviento es un tiempo para pasarlo en familia, compartir regalos y comer, es importante recordar qué y a quién celebramos. El evangelio de Lucas es un poderoso recordatorio de cómo debemos prepararnos para el nacimiento de Jesús, meditando sobre su venida al final de los tiempos. Cristo nos llama para prepararnos para la eternidad y pide que nos mantengamos vigilantes, fieles a nuestro llamado a la santidad. Por lo tanto, el Adviento debe ser un tiempo de espera vigilante que nos prepara para vivir en Navidad el misterio de la Encarnación de un modo que transforma nuestras vidas cotidianas.
Finalmente, no temamos a “tener ánimo y levantar la cabeza”. Porque es en el pesebre, envuelto en pañales y rodeado por pastores, donde encontramos nuestra redención, en los ojos de un bebé que nos mira con amor puro.
– MJ Acevedo (Presidente de Catholic Terps, UMD, promoción de 2020)

Dijo Jesús a sus discípulos, “…Los hombres desfallecerán de miedo porque sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación” (Lucas 21, 26 28).
Esta semana marca el inicio de Adviento y el principio oficial de nuestra preparación para el nacimiento de Cristo. Si bien el Adviento es un tiempo para pasarlo en familia, compartir regalos y comer, es importante recordar qué y a quién celebramos. El evangelio de Lucas es un poderoso recordatorio de cómo debemos prepararnos para el nacimiento de Jesús, meditando sobre su venida al final de los tiempos. Cristo nos llama para prepararnos para la eternidad y pide que nos mantengamos vigilantes, fieles a nuestro llamado a la santidad. Por lo tanto, el Adviento debe ser un tiempo de espera vigilante que nos prepara para vivir en Navidad el misterio de la Encarnación de un modo que transforma nuestras vidas cotidianas.
Finalmente, no temamos a “tener ánimo y levantar la cabeza”. Porque es en el pesebre, envuelto en pañales y rodeado por pastores, donde encontramos nuestra redención, en los ojos de un bebé que nos mira con amor puro.
– MJ Acevedo (Presidente de Catholic Terps, UMD, promoción de 2020)
¿Qué es lo que realmente estamos esperando?
En este día hace un año compartí una reflexión sobre los acontecimientos que esperaba que sucedieran:
- que finalizara la temporada de exámenes finales
- regresar a mi casa, en Texas, al concluir la primera mitad del año en Maryland
- recibir una oferta para trabajar como misionero durante el verano
- un sinnúmero de otras cosas con diversos grados de importancia.
Un año después, todos estos acontecimientos han ocurrido y han sido positivos. Estos acontecimientos se han ido sucediendo, y a medida que se acercan las nuevos, reflexiono sobre lo que tienen en común todos aquellos que llegan y desaparecen, tratando de ejemplificar un estilo de vida de adoración y aceptación del amor del Padre.
El Adviento es un tiempo de espera… ¿pero de qué? Sé que Dios conmovió mi corazón en un sinnúmero de formas en el último año, y en cada nueva oportunidad me reveló su gracia una y otra vez. Sin embargo, los sucesos que espero en la tierra son meramente una preparación para lo único que mi corazón realmente anhela, que es ese divino regalo de la vida eterna en el cielo. Mi fe y mi búsqueda de este objetivo singular influye en la manera en cómo me preparo para todo lo demás en esta vida. Mientras nos preparamos para este Nuevo Año, ruego que podamos encontrar la paz en la espera, sabiendo que la alegría que nos llegará es eterna.
– Stephen McNierney (UMD, promoción de 2022)

En este día hace un año compartí una reflexión sobre los acontecimientos que esperaba que sucedieran:
- que finalizara la temporada de exámenes finales
- regresar a mi casa, en Texas, al concluir la primera mitad del año en Maryland
- recibir una oferta para trabajar como misionero durante el verano
- un sinnúmero de otras cosas con diversos grados de importancia.
Un año después, todos estos acontecimientos han ocurrido y han sido positivos. Estos acontecimientos se han ido sucediendo, y a medida que se acercan las nuevos, reflexiono sobre lo que tienen en común todos aquellos que llegan y desaparecen, tratando de ejemplificar un estilo de vida de adoración y aceptación del amor del Padre.
El Adviento es un tiempo de espera… ¿pero de qué? Sé que Dios conmovió mi corazón en un sinnúmero de formas en el último año, y en cada nueva oportunidad me reveló su gracia una y otra vez. Sin embargo, los sucesos que espero en la tierra son meramente una preparación para lo único que mi corazón realmente anhela, que es ese divino regalo de la vida eterna en el cielo. Mi fe y mi búsqueda de este objetivo singular influye en la manera en cómo me preparo para todo lo demás en esta vida. Mientras nos preparamos para este Nuevo Año, ruego que podamos encontrar la paz en la espera, sabiendo que la alegría que nos llegará es eterna.
– Stephen McNierney (UMD, promoción de 2022)
Perseverancia en la fe
Fe. Siempre ha sido una de mis palabras preferidas. En el transcurso de los años, he comprado collares y pulseras con la esperanza de que me sirvan como recordatorio para mantener mi fe. Por más que intente recordar que debo tener fe, no me resulta fácil. En muchas ocasiones las cosas no sucedieron de la manera que quise, planifiqué o esperé. Independientemente del hecho de que, en última instancia, las cosas sucedieron según el plan de Dios, no puedo evitar la decepcionarme. Cuando pienso sobre estas decepciones, a veces me pregunto, “¿Por qué tengo fe? ¿Por qué debo tener fe? En tiempos de desasosiego y desengaño, recurro a las Escrituras que me recuerdan que María y José fueron llamados a lo inesperado y lo imprevisto. Perseveraron en la fe aceptando a Dios en oración y respondiendo a su voz con confianza. Su fe, aunque difícil de mantener, trajo consigo nuestra salvación. Hermanos y hermanas, los aliento a ser como María y José, a adoptar la oración y permitir que esas pulseras, esos collares y el gran testimonio de los santos y mentores, sean nuestros recordatorios para perseverar en la fe.
– Andrea Torres Negrón, alumna de 3.º año (UMD, promoción de 2021)

Fe. Siempre ha sido una de mis palabras preferidas. En el transcurso de los años, he comprado collares y pulseras con la esperanza de que me sirvan como recordatorio para mantener mi fe. Por más que intente recordar que debo tener fe, no me resulta fácil. En muchas ocasiones las cosas no sucedieron de la manera que quise, planifiqué o esperé. Independientemente del hecho de que, en última instancia, las cosas sucedieron según el plan de Dios, no puedo evitar la decepcionarme. Cuando pienso sobre estas decepciones, a veces me pregunto, “¿Por qué tengo fe? ¿Por qué debo tener fe? En tiempos de desasosiego y desengaño, recurro a las Escrituras que me recuerdan que María y José fueron llamados a lo inesperado y lo imprevisto. Perseveraron en la fe aceptando a Dios en oración y respondiendo a su voz con confianza. Su fe, aunque difícil de mantener, trajo consigo nuestra salvación. Hermanos y hermanas, los aliento a ser como María y José, a adoptar la oración y permitir que esas pulseras, esos collares y el gran testimonio de los santos y mentores, sean nuestros recordatorios para perseverar en la fe.
– Andrea Torres Negrón, alumna de 3.º año (UMD, promoción de 2021)